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17 de septiembre de 2015

RECIBIENDO A LA PRIMAVERA - PAYANDO CON HUGO MERELEZ


RECIBIENDO A LA PRIMAVERA

PAYANDO CON HUGO MERELEZ


(Hugo Merelez)
Yo he nacido argentino
y con el sol por bandera
me plantaré ante cualquiera
cuando enarbole mis trinos.
Voy transitando el camino
que ha trazado el payador
y aunque no soy buen cantor
desconozco las tranqueras,
¡suelte el mancarrón que quiera!
Tiene en frente a un pialador.

(Rubén Sada)
Estimado amigo Hugo:
¡Sé bien de su gran talento!
pero el mío es “tá lento”
y me allanaré a su yugo.
Aún así, nunca me arrugo
y acepto el pie de quienquiera,
para que el verso no muera
y en honor a bellas damas,
¡cuánto florecen las ramas
con aires de primavera!

(Hugo Merelez)
Soy muy lento cuando quiero
y cuando quiero me apuro,
sé salir de lomo duro
o manso como un cordero.
Si me va a topar, primero
ajuste muy bien la cincha
pues mi corazón se hincha
si acaricio el diapasón
aumenta su pulsación
y como un potro relincha.

(Rubén Sada)
Puedo domar cualquier potro,
y esquilar cualquier cordero,
tengo curtido ya el cuero
de tanto guascazo de otros.
Pero hablando entre nosotros,
no me asustan los ladridos
y si me patean el nido
no es agravio que denigre,
una mancha más al tigre
no es mancha, sino un cumplido.

(Hugo Merelez)
Me habló de la primavera
de las damas y las flores,
yo de los bellos colores
de un amanecer cualquiera.
Contemplando la ribera
de nuestra costa quilmeña
mi canto se eleva, sueña,
aunque me encuentre despierto
y al instante lo convierto
en una copla sureña.

(Rubén Sada)
Que nuestra décima se alce
en dar cordial bienvenida
a esta estación florida
y que de flores rebalse.
Con milongas y con valses
saltaremos esa cerca
del frío y su fría alberca
y entrando en la floración,
¡bienvenida a la estación!
¡La primavera se acerca!

(Hugo Merelez)
No lo quiero asustar, pero
piense bien antes de hablar
está enfrentando un juglar
que es cultor de lo campero.
Imagínese al pampero
cuando la llanura arrasa,
tengo en el pecho una brasa
que se enciende cual fogón,
defiendo la tradición
que identifica mi raza.

(Rubén Sada)
No hay nada que a mí me asuste
en esto de improvisar,
no me amedrento al payar
le guste o no a quien le guste.
Mas, no quiero se disguste
y disculpe mi pregunta:
ya que en el aire despunta
la primavera en persona,
¿qué hace usted con las hormonas
que en la sangre se le apuntan?

(Hugo Merelez)
Hormonas es mocedad,
yo he pasado los sesenta,
sepa, la pinta no cuenta
a determinada edad.
La primavera en verdad
muchos cambios no me ofrece
todo mi cuerpo florece
cuando beso a mi mujer
y aunque no lo quiera creer 
disfruto los doce meses.

(Rubén Sada)
¡Claro! No me he dado cuenta
su escasez de mocedad,
y que en la avanzada edad
cualquier hazaña se inventa.
Hoy mi décima lo alienta
a nunca perder la calma,
entretenga sus dos palmas
con diapasón y clavija,
y si hay canto, no se aflija
la edad que importa es del alma.

(Hugo Merelez)
Si no me quiere enojar
no se haga la chancha renga
no hay muro que me detenga
cuando comienzo a versear.
He aprendido a bailar
al compás de la guitarra,
como el tigre tengo garras
ando de diente afilau,
siempre listo mi encordau
por si pinta alguna farra.

(Rubén Sada)
No hay garra que me detenga
ni diente que a mí me enchastre,
ningún animal de arrastre
podrá impedir que intervenga.
Que mi altura le prevenga
que no me ha de alcanzar,
que cuando empiezo a volar
no me agrando ni me exalto,
pero a un pájaro en lo alto
ningún tigre ha de cazar.

(Hugo Merelez)
Me gusta cuando se planta
y no tiembla como un yuyo,
amigo Rubén, lo suyo
es de un surero que canta.
Se me seca la garganta,
debo aplaudirlo de pie,
sepa que yo disfruté
muchísimo esta experiencia
y que gracias a la ciencia
payamos por Internet.

(Rubén Sada)
Con esta estrofa que sacia,
amigazo, Hugo Merelez,
arpegios de cascabeles
me invitan a darle gracias.
La tarde estaba muy lacia
hasta que usted con sus trinos
apareció en mi camino
y el cielo vistió su encanto,
pues trajo a mi mente el canto
del payador argentino.

(Hugo Merelez)
Cuando el encordado vuela
igual que a un niño me mece
mi corazón se estremece
y salta como gacela,
la rodaja de mi espuela
va acariciando el pigüelo
yo siempre tuve un anhelo:
convertirme en payador
para pintar una flor
usando de tela el cielo.

(Rubén Sada)
Quilmes Oeste cantó aquí
y a media letra nos vamos,
(Hugo Merelez)
las décimas hermanamos
con especial frenesí.
(Rubén Sada)
Como usted, me divertí,
con la rima improvisada,
(Hugo Merelez)
llega al fin esta payada
sin pancartas ni carteles
(Rubén Sada)
¡Gracias, don Hugo Merelez!
Lo saludó Rubén Sada.

©17 de Septiembre de 2015 - Rubén Sada / Hugo Merelez. Payada escrita mediante mensajes de correo electrónico. ¡Gracias por compartir estos gratos momentos, poeta Hugo Merelez!


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